¡Tu trabajo es importante! Aunque te parezca que lo que haces no parece tener mucho impacto, tú puedes hacer la diferencia con la forma en que trabajas. Procura ser diligente, puntual, servicial, humilde y atento. Trabaja con ahínco, alegría, educación, buena disposición y amor. Sé un excelente colaborador para tus colegas, clientes y jefes.
Sea en la casa, en el trabajo, en la iglesia o en tu comunidad, busca hacer siempre lo mejor en todas tus tareas para que Dios sea glorificado. Sé una luz y bendice a todos los que están a tu alrededor. Piensa en esto: tu actitud diferente hacia el trabajo atraerá la atención de las personas, creando oportunidades para el crecimiento y para hablar de Jesús.
Trabaja con dedicación y Dios honrará tu trabajo
Ora al Señor y dedícale todo lo que haces.
Agradece a Dios por el trabajo que tienes y por las posibilidades de ser útil en todo lo que haces.
Si estás desempleado, pídele al Señor que te conceda oportunidades para trabajar.
Lee en la Biblia ejemplos de trabajadores fieles y aprende con el ejemplo de ellos: José (Génesis 39), la mujer virtuosa (Proverbios 31), Jesús (en los Evangelios), Pablo, etc.
Da buen testimonio en tu trabajo. Aprovecha las oportunidades para compartir tu fe en Jesús.
Para orar:
Señor Dios, gracias por la oportunidad de ser útil a través del trabajo que hago. Ayúdame a ser fiel al realizar las tareas, en la relación con las personas, en la actitud proactiva y dedicada con amor. Bendice a todos los que están desempleados, ábreles buenas puertas de empleo. Que todo mi trabajo sirva para glorificar tu nombre y bendecir a otros. En el nombre de Jesús, oro agradecido, amén.
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