«Más que vencedores...» Piensa en la idea de compleción que ese versículo retrata sobre la victoria que recibimos «en todo esto». No habla solamente de determinados tipos de problemas, enfermedades o luchas sino de todas las cosas. Qué maravilla saber que a través del amor de Dios, en Jesús podemos vencer todo lo que la vida nos traiga. En todas las aflicciones que surjan recuerda que Jesús venció en la cruz, resucitó, te ama e intercede por ti.
Ser «más que vencedores» no significa ausencia de dificultades. Significa que Jesús nos amó, luchó en nuestro lugar, venció y comparte su victoria con nosotros. No solo eso, él venció todos los males que podrían separarnos del amor de Dios y de la vida eterna. Toda acusación del enemigo, todo poder de las tinieblas, toda maldición, pecado y dolor: ¡Cristo los venció! Él te ayuda y te da fuerzas para vencer cada nuevo día, cada problema y tribulación. No olvides jamás que nada podrá separarte del amor de Dios en Cristo Jesús. ¡Cree!
¡Eres más que vencedor!
La victoria de Jesús es completa a pesar de las aflicciones momentáneas de esta vida.
Mantén tu amor, tu fe y tu esperanza firmes en Dios hoy y siempre.
Ora y clama a Dios. Presenta ante él tus dificultades y temores.
Lee Romanos 8. Medita y reflexiona sobre cómo debe ser tu esperanza en la victoria.
Para orar:
Señor, gracias te doy por la victoria total de Cristo sobre el mundo, el pecado y la muerte. Gracias por tu amor que es fuerte, invencible y me conquistó para siempre. Ayúdame a confiar en ti todos los días y así experimentar victorias por tu gracia. Señor Dios, no permitas que yo olvide jamás que tú me ayudas a vencer todas las dificultades que enfrento. Te amo y te alabo. En el nombre de Jesús. Amén.
Aun en medio de los sufrimientos, ¡permanece firme! ¡Dios ya te ha hecho más que vencedor!
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