Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu.
(Salmo 51:10)
Todos nosotros pasamos a tener un nuevo comienzo cuando encontramos el camino de la verdad. Aun así, más que un nuevo inicio, todos nosotros, los creyentes en Jesús, necesitamos recibir un corazón nuevo. El salmista David sabía de la condición enfermiza de su corazón y por eso confesó en este salmo su arrepentimiento, clamando al Señor para que le diera un corazón nuevo y puro.
Y nosotros, ¿reconocemos nuestras faltas? ¿Nos arrepentimos de nuestros pecados? ¿Buscamos el perdón y la misericordia de Dios? El rey David no fue un hombre perfecto, todo lo contrario. La Biblia nos dice que él se equivocó gravemente. Pero podemos aprender con su ejemplo de arrepentimiento porque aun cuando pecó, no se escondió ni se apartó del Señor. Más bien reconoció sus pecados y se volvió con su corazón quebrantado al Dios misericordioso.
Recibe un nuevo corazón hoy:
Confiesa al Señor todo pecado que esté perturbando tu conciencia. Arrepiéntete humildemente.
Pide a Dios que te perdone y te purifique.
Agradécele y alaba al Señor porque él es fiel en perdonar y restaurar tu interior.
Ora pidiendo que Dios te dé un corazón puro y un espíritu recto, siempre listo a obedecerle.
Lee todo el Salmo 51, reflexiona y anota lo que aprendas sobre cómo Dios se relaciona con el ser humano.
Comparte con otras personas lo que aprendes y recibes de parte de Dios.
Para orar:
Señor mi Dios, crea en mí un corazón puro y renueva en mi interior un espíritu recto dispuesto a agradarte. Ayúdame a caminar en tu presencia. Perdona mis pecados y faltas, sé cuánto te entristecen. Gracias porque tu misericordia se renueva sobre mi vida hoy y todos los días. En el nombre de Jesús te agradezco. Amén.
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