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¿Somos siervos o señores?


A veces tenemos una relación servil con Dios, pero en lugar de ser siervos, parecemos amos... pedimos, declaramos, casi mandamos. No somos señores, sino siervos. Aun así, esperamos bendiciones de Dios, paz, prosperidad y salud, entre otras cosas. Ahora, ¿qué espera Dios de nosotros?


Lo primero que Dios espera de nosotros es reconocimiento, que reconozcamos que él es Dios y que nos ha salvado a través de Jesús. Él quiere que lo distingamos como el Señor de nuestras vidas, porque se pagó un alto precio por nuestra salvación.


Dios también espera que andemos conforme a su Palabra. La obediencia es prueba de respeto y en consecuencia, cuando obedecemos su Palabra, nos beneficiamos a nosotros mismos. Todo lo que pedimos se nos podría dar si buscáramos el Reino de Dios.


La tercera cosa que Dios quiere de nosotros es amor. Sí, amor puro y genuino. Este punto es el más importante, porque sin amor no hay reconocimiento ni obediencia a él. Cuando amamos a Dios, cultivamos el amor al prójimo y a los mandamientos de su Palabra.


Dios no espera ni más ni menos de ti. ¡Él espera que realmente lo ames!


Correspondiendo a Dios

Reflexiona sobre la forma en la que hablas con Dios. ¿Has estado hablando con él solo para pedirle cosas? Tómate un momento de tu día para exaltar y agradecer a Dios.

Ama a tu prójimo. Pequeños gestos de amor y compasión por los demás nos hacen más amables.

No leas la Biblia como un libro de restricciones, sino como un manual de instrucciones para la vida. Guarda la Palabra de Dios en tu corazón.


Para orar:

Señor, quiero ser un instrumento en tus manos. Tengo anhelos y sueños, pero tu voluntad es más grande e importante. Toma la iniciativa en mi vida y guíame de acuerdo con tu Palabra. Quiero corresponderte, porque reconozco todo lo que has hecho en mi vida. Gracias Dios, amén.

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